Este tradicional barrio del Centro de Cali, conformado desde finales del siglo XIX, siempre fue residencial, y sólo iniciada la segunda mitad del XX se reconoció su carácter patrimonial histórico; y en las primeras décadas del XXI se hizo evidente su aspecto turístico. Pasando por alto que ante todo San Antonio es un barrio residencial, y la falta de control por parte de las Autoridades respecto a sus normas urbano arquitectónicas vigentes ha sido en la práctica nulo; y por otro lado, las “ideas” que se han puesto se han llevado a cabo, como el “Camina San Antonio” y el “urbanismo táctico” en la Cr. 6, han sido mal realizadas, mientras que el barrio, y su vida en él, se sigue deteriorando.
Un
barrio, o sea una de las partes identificables en las que se divide la ciudad,
que corresponde a una época y a un uso característico, con una historia propia,
y claramente reconocible, es justamente el caso de San Antonio en Cali,
limitado hacia el Río Cali por la Cr. 4, al oeste por la Av. de Circunvalación,
al este por la Cl. 5, y al sur por el barrio Libertadores, que es su
continuación, y que también hay que proteger. Además es el único barrio
tradicional que se conserva en la ciudad de arquitectura, si no colonial, sí de
tradición colonial, pues en el resto del Centro Histórico, del que
insólitamente no forma parte, sólo se conservan unas pocas casas en el barrio
de La Merced.
El
carácter patrimonial de San Antonio, en tanto un conjunto de bienes acumulados a lo largo de
los años, que por su significado urbano arquitectónico y cultural es objeto de
protección por parte del Estado, se generalizó a partir de un trabajo del arquitecto José Luis Giraldo, profesor de la Universidad del Valle, a
inicios de la segunda mitad del siglo XX, y hasta ese momento desconocido por muchos
caleños, y aún hoy. El problema es que
si bien lo patrimonial se entiende en Cali principalmente respecto a sus
iglesias y capillas y algunos edificios públicos, no así en el caso de todo un
barrio residencial, por lo demás con una arquitectura muy austera y reciente.
Pero,
finalmente, el carácter patrimonial de San Antonio llevó posteriormente a
evidenciar su aspecto turístico tanto para personas locales como de otras
partes y últimamente del exterior, a lo que se sumó la equivocada idea de
transformarlo en una zona gastronómica, sin respetar las normas existente, ni
considerar la carencia de suficientes parqueaderos públicos, o simplemente
dejando de lado el obligar a sus clientes al uso de los que ya hay. Además el
turismo debe ser respetuoso y pequeño y no desbordado para que no cause
inconvenientes a los habitantes del barrio, como sucede, por ejemplo, con el
día del “Camina San Antonio” ya mencionado, y otros.
Todo lo anterior debe constituir
una base para el cabal entendimiento en todo Cali del barrio de San Antonio, y
por supuesto por parte de sus actuales habitantes, como para su pertinente
planificación y control por parte de las Autoridades Municipales, cuya
tolerancia respecto al cumplimento de las normas y del llamado de sus vecinos
para que procedan, ha sido lamentable. Como lo es el que aún San Antonio no
forme oficialmente parte del Centro Histórico de Cali, y que tampoco se vea lo
que ha sucedido en el: demoliciones para hacer parqueaderos, abandono de la
vivienda e invasión de parrandeaderos por la noche, y con su plaza vuelta
parque y que ahora quieren enrejar.
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