Entre los muy diversos habitantes que constituyen la población de San Antonio, los hay permanentes, periódicos y ocasionales; son diferentes económica, social y culturalmente, pero todos recorren las calles del barrio, en las que se cruzan con los otros, y si ya son conocidos se saludan, si son vecinos intercambian información, o si son extraños se miran discretamente. Pero todos ellos, consciente o inconscientemente, son, en mayor o menor grado, afectados, de una u otra manera, por el urbanismo y la arquitectura tradicionales del barrio, o por los oprobios que se le han dejado hacer, y también por el comportamiento de los que circulan por él, tanto a pie como en un vehículo.
Los
habitantes permanentes de San Antonio son tanto los descendientes de sus
pobladores iniciales como los nuevos residentes de muchos años o más recientes;
y no faltan unos muy pocos habitantes de la calle que, acogidos por unos
vecinos como vigilantes, terminan siendo del barrio. De todos los que habitan
en San Antonio, los permanentes son los que más lo viven y los que más lo
disfrutan, pero igualmente los que más tienen que soportar sus problemas,
principalmente el abusivo ruido ajeno, la estrechez e irregularidad de sus
andenes, y los carros y motos que circulan muy rápido o se estaciona en sus
calles en cualquier parte. Ocultando parte de las fachadas y accesos de sus
casas
Los
habitantes periódicos de San Antonio son aquellos que llegan al barrio a
realizar muy diversos trabajos, tanto formales como informales, durante el día
o por la noche, pero generalmente todos los días o cada cierto tiempo y que,
con los años, se vuelven conocidos de los vecinos, y poco a poco algunos
también pasan a ser parte del barrio. Y están los invitados a algunas
celebraciones, o al fin de año, por los que tienen sus casas en San Antonio; y
sobre todo los que van al barrio con motivos similares a sus restaurantes y
bares, sin darse cuenta ni nadie se los informe, de que buena parte de estos no
cuentan con los permisos requeridos ante la falta de control de las autoridades
respectivas.
Los
habitantes ocasionales de San Antonio son los que suben a visitar la capilla de
San Antonio, y los turistas, casi todos extranjeros, que permanecen unos días
en la ciudad, y caminan por las calles del barrio conversando en otras lenguas,
dándole al barrio un cierto y agradable aire de cosmopolitismo. Pero también
son habitantes ocasionales los amigos o familiares que llegan de visita a las
familias que viven en San Antonio; o los que van a sus distintos restaurantes,
pero que, es de lamentar, quieren dejar
sus carros en la puerta en lugar de estacionarlos en un parqueadero público, lo
que debería ser obligatorio, y caminar hasta ellos disfrutando del barrio,
además de la comida.
Como
en todas las ciudades, barrios y población son inseparables e interactúan todo
el tiempo, y al ser la de San Antonio una población tan variada es muy
importante que sea el barrio, en tanto artefacto, lo que la una: su trazado
urbano colonial en damero, sus blancas casas de tradición colonial y de rojas
techumbres que conforman sus calles, y los paisajes, naturales o urbanos, que
desde estas se pueden admirar al fondo, como también sus frescos atardeceres.
Aspectos que pueden lograr convertir el barrio en una unida comunidad urbana;
barrio que debe ser defendido y mejorado por sus propios habitantes, para lo
cual deben fortalecer y vincular positivamente
más su comunidad.
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