Sean espacios urbanos y edificaciones, públicos o privados, o monumentos, por ejemplo, la Plaza de S. Francisco, La Merced, y El Mirador de Belalcazar. En ellos, el patrimonio construido representa un valor simbólico que depende de diferentes valoraciones: histórica, social, ambiental, económica, política, y de originalidad; y si se lo demuele su recuerdo queda reducido a solo una placa. Su valor histórico está relacionado con la memoria de una época, recuerdos que se transmite de generación en generación a la sociedad en su conjunto, como igualmente a individuos que se “apropian” de dicho patrimonio, pasando las experiencias y enseñanzas que evoca a ser reutilizables. Como lo son en el caso de Cali la arquitectura y la construcción coloniales en el trópico medio. Su valor social radica en la unión que propicia en su condición de hito urbano, entre las diversas condiciones de sus habitantes: económicas, sociales, étnicas, culturales y d
Al llamado Centro Ampliado de Cali, espontáneamente una ciudad dentro de la ciudad, desde luego también lo caracterizan las vistas a los diversos paisajes naturales que la rodean y que desde él se pueden apreciar, que no son pocos pero pocos son los que los disfrutan como deberían. Además están sus paisajes urbanos como algunas calles del barrio de San Antonio; y sus plazas y parques, como la de Caicedo (como está en el monumento) y la de San Francisco, y los parques de El Peñón y San Nicolás. Llegando al Centro desde el sur por la Cl. 5, después de girar a la izquierda, frente al Colegio de Santa Librada y cruzar la Cr. 10, aparece al fondo el enorme Cerro de las Tres Cruces que, aunque maltratado es una de las vistas más espectaculares que se pueden disfrutar en Cali. Y saliendo por la Cl. 5 hacia el sur, aparece al frente el provocativo Cerro de la Teta, más adelante el de la Bandera, y al lado derecho, con suerte y sin nubes, se pueden admirar los e