Pese a que Santiago de Cali se fundó a inicios del siglo XVI, en 1536, la Cali actual, la de
inicios de la tercera década del siglo XXI, apenas nació en 1910 cuando se designó como capital del
recién creado Departamento del Valle del Cauca, comenzando su muy rápido y voluminoso
crecimiento. A inicios del siglo XX contaba con unos 30 mil habitantes, para mediados del siglo serían
unos 300 mil, y ya a inicios del XXI se acerca a los tres millones en su área metropolitana de hecho, la
que incluye a Yumbo y Jamundí y las áreas ya urbanizadas al otro lado del río Cauca pertenecientes a
municipios vecinos, incluso, uno de ellos, Santander de Quilichao, perteneciente a otro departamento.
Según los datos disponibles, la Cali actual multiplicó por diez su población cada cincuenta
años, pasando de una ordenada y bella villa colonial, la Sultana del Valle, al caos actual, y no
pertenece a una sola autoridad municipal ni a un departamento, por lo que los datos que se manejan no
suelen estar completos, y la planificación y el control de la ciudad se complica. Y su población
cambió: sus clases bajas aumentaron mucho y provienen del campo, pueblos y ciudades de sitios
cercanos, o lejano como la costa pacífica, mientras que las altas disminuyeron pues muchos emigraron,
y no pocos de los que se quedaron añoran lo norteamericano no lo latino y menos lo ibérico.
A mediados del siglo XX se demolieron las casas de la bella Sultana del Valle para ser
reemplazadas por edificios, no pocos de los cuales pronto se convirtieron en iconos de Cali, pero que
años después también se demolieron para “modernizar” la ciudad, a lo que a fines del siglo se agrego
la corrupción alimentada por el narcotráfico y el esnobismo, que llevaron a la falta de civismo y a su
caos urbano y estético actual siguiendo la ya revaluada moda de la arquitectura espectáculo, e
ignorando el relieve, hidrografía y vegetación de la ciudad. Cali crecía aceleradamente sin un plan vial,
usos del suelo y ocupación del espacio y, peor aún, sin una clara idea de ciudad, y de su historia.
Conocer todo lo anterior es básico para recuperar a Cali, comenzando por la oficialización de
su área metropolitana, y su ordenamiento urbano, arquitectónico y paisajístico a lo largo de sus dos
ejes: el histórico, de oeste a este, a lo largo del río Cali, uniéndola con su puerto, Buenaventura, y con
su ciudad ”hermana” Palmira; y el otro, norte sur, a lo largo de la ciudad lineal actual, entre la
cordillera Occidental y el río Cauca, mediante un amplio y largo espacio vial y paisajístico a los lados
del actual corredor férreo, por donde circulará el tren de cercanías, de Yumbo y el norte del
departamento, a Jamundí y el sur del mismo, y los dos con el país y, en el último caso, con Ecuador.
En conclusión, para recuperar pronto a Cali es preciso reintegrar el Centro de Cali, su
corazón, y dividirla en ciudades dentro y fuera de la ciudad, a base de supermanzanas con sus
respectivas centralidades, unidas por los dos ejes mencionados, junto con la continuación hacia el norte
de la Cl. 5 vinculándola a la Av. 6N, o sea los viejos caminos a Popayán y a la Virginia. De todo lo
anterior se ha escrito repetidamente en Caliescribe.com y en El País, pero urge replantearlo y juntar
todo lo analizado a partir de la propuesta de hace años para un Centro Ampliado, un nuevo corazón; y
darlo a conocer a los nuevos caleños; y a sus improvisados candidatos al Consejo y la Alcaldía.
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